jueves, 18 de septiembre de 2008

LOS DERECHOS HUMANOS TRAS LOS INTERESES CAVIARES Y LOS DICTATORIALES


Lima, 10 Septiembre 2008.- Todo no hubiera pasado de un mera celebración en torno al aniversario sobre el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación sino hubiera sido por las prepotencias de un grupo de desadaptados fujimoristas que cada vez que pueden intentan atropellar los homenajes y reuniones de aquellos grupos de personas víctimas de la barbarie no sólo militar sino del mismo jefe nipón que ahora proclama su libertad e inocencia en medio de unos “beneficios” que parecen obtenidos desde Palacio de Gobierno, sino también de nuestro cardenal que piensa que, con el transcurrir del tiempo, ya nosotros hemos olvidado su “gran papel” durante la dictadura fujimorista.

Pero estas arremetidas de grupetes, para quien la vida no vale nada, no hubieran tenido su razón de ser si dentro de esta comisión no existieran una mayoría de izquierdistas y socialistas que cada vez que pueden dejar brotar de “su corazoncito bien rojillo” con ciertas actitudes que dejan mal parado a los que verdaderamente deseamos que el pasado no quede impune.

Estos son los llamados caviares, grupo de izquierdistas reciclados bautizados así por un acucioso político y que son aquellos que se le dan de “defensores”, pero que son los primeros en obtener buenos beneficios a costa de sus buenas conexiones y en brindis donde el wisky y lo bocadillos están siempre a la orden del día y que contrasta con lo que ellos pregonan alegremente.

Pero por el otro, están los que quieren “echar tierrita” al informe, aquellos que pisotearon, delinquieron, abusaron de su poder y hoy buscan un archivamiento necesario para que su “jefe” y sus aliados salgan después proclamando “persecución política”, digan que son inocentes y hasta se agrupen como fuerza política en torno a la hija de aquel ex mandatario, cuyo régimen está considerado como el más corrupto de nuestra historia, para así llegar a palacio de gobierno.

Ese lugar donde más de uno lo apetece y donde el inquilino actual también da vivas y aliento para que los “autoritarios” ganen esta batalla, ya que para él eso es muy conveniente, para poder "echar tierra" a su pasado nada santo y que ahora quiere olvidar impunemente.

Eso es lo que está alrededor de este enfrentamiento. Ese que pudo pasar desapercibido si Cipriani, aquel insoportable y radical mentor de la iglesia no abre la boca y dice disparates. ¿En que manos cayó nuestra iglesia, dios mío?. No se acuerda Cipriani como después de la caída del dictador, todos los domingos le interrumpían su misa dominical aquellos anónimos transeúntes que pasaban por la iglesia, sí, aquellos que son personajes anónimos que no tiran ni para uno u otro bando, y que solo quieren justicia. Esos, vociferaban y pedían su salida de la iglesia por nefasto. No se acuerda, moseñor, como gritaba a voz en cuello con ese carácter fuerte que ahora por conveniencia lo oculta botándolos y largándolos de la catedral, lugar santo para los verdaderos católicos, aquellos que no necesitamos ir todos los domingos a golpearnos el pecho y arrodillarnos ante quien, por sus antecedentes, no lo merece.

Pues ese personaje, abrió el debate y tuvo que ser otro clérigo, el que le saliera al frente. Aquel sacerdote, que con todos sus defectos humanos o su tendencia izquierdista, es más por sus actitudes y antecedentes, quien se ha ganado el respeto de muchos, que no comulgan con sus ideas pero si con sus actos, transparentes y pulcros, en nada comparados con nuestro inquilino de la Catedral.

Aquí, como en muchos temas de nueva vida política y social, lo que se observa es la tendencia y lo “caradura” que son muchos, pero lo que si estamos seguros es que con sus imperfecciones o inexactitudes, hubo violación de los derechos humanos y eso tiene que quedar sentado. No importa si hubo uno o mil, los hubo y eso es lo que cuenta. Que quede sentado que entre militares, políticos y ex presidentes pisotearon nuestros deberes y derechos. Hay que, siquiera saber reconocerlo. Tal vez pedir que los militares ofrezcan disculpas públicas puede ser una exageración, pero es allí en que bajo pretexto de la fuerza y la autoridad se cometieron miles de asesinatos. No alcanzaría espacio para nombrar cada uno de estos hechos, muchos de ellos jamás aclarados. Pero en un país como en el Perú donde las leyes que generalmente están a favor de los “poderosos” el pedir justicia es un “eco sin respuesta” no nos queda sino cada aniversario recordar e implorar para que estos hechos no vuelvan ocurrir. Porque en el poder nefasto de los que ostentan el mando siempre habrá alguien que pisotee las normas, pero algún día eso debiera ser sancionado. Ya quisiéramos ver a aquellos que pregonan mentiras y falsedad que sean sus hijos a quienes hayan asesinado o a alguien de su entorno los hubieran vejado o victimado. Seguramente no pensarían igual.

Esa es la diferencia. Recuerde nomás, cuando secuestraron a la esposa del amigo de un ex presidente, como no bastó ni dos días para que dieran con su paradero. Así estamos. Pedimos igualdad y derechos, pero para afuera, porque el poder y el dinero es el ansía de muchos. Ya veremos cuantos de los moralizadores y cuantos de los caviares se subirán al coche si los Fujimori ganan las elecciones. Pretendemos desconocer el dolor de aquellas familias que sólo mediante estos aniversarios recuerdan como aquel hijo o hija murió sólo por defender su pensamiento y su derecho a pensar libremente.

Mientras existan caviares que defiendan a nefastos terroristas y asesinos y existan autoritarios que lo único que deseen es que su “chino” amigo y sus secuaces salgan libre de polvo y paja para tentar el poder, se seguirá recordando lo que nuestro prelado comentó. Aquello que “los Derechos Humanos son una reverenda cojudez”. Dios salve a mi Perú.