lunes, 7 de junio de 2010

LECCIONES QUE APRENDER

Lima, 07 Junio 2010, (El Informante Perú).- La muerte de Stephanie Flores ha sacudido a la sociedad peruana. La joven falleció, según la necropsia, por traumatismo cervical, ocasionado por elemento contuso. Era hija de Ricardo Flores Chipoco, campeón de los Caminos del Inca en 1991 y prominente empresario.

El ciudadano holandés Joran Andreus Petrus Van Der Sloot, con antecedentes policiales, es el presunto autor de este asesinato. El holandés perpetró el hecho con golpes en la cara y en la cabeza a Stephany Tatiana Flores Ramírez, para finalmente romperle el cuello y robarle los 5 mil dólares que le ganó a un uruguayo jugando a las cartas.

La madrugada del domingo pasado, ambos se retiraron y se dirigieron al hotel 'Tac' de la avenida República de Panamá 6160, donde se hospedaba el extranjero.

A las 5:20 de la madrugada, Adelí Manchero Abad, empleada del hospedaje, declaró a la Policía que vio a la joven y al extranjero ingresar a la habitación 309.

A las 8 de la mañana, el sujeto salió del hotel y compró dos tazas de café en un supermercado de la zona. Retornó al cuarto y a las 8:40 se retiró con una mochila y una maleta de mano. “Ya regreso”, le habría dicho a un empleado.

El asesino abordó la camioneta Jeep, Cherokee, de placa A1B-533, color negro, de Stephanie Flores y luego la abandonó en el pasaje Jorge Chávez, en Surco.

Joran Andreus Petrus Van Der Sloot, salió del país rumbo a Chile. Afortunadamente Interpol Chile capturó en tiempo record a este sujeto y lo remitió a la justicia peruana.

Una justicia que ha demostrado ser endeble en todos sus niveles.

Una justicia cuyas leyes despiertan suspicacias o en todo caso no son tan drásticos como este caso lo amerita.

Y es por ello que urge reflexionar sobre nuestro sistema judicial cuyas leyes son demasiado benévolas. En este caso, urge revisar el derecho penal y vigilar su administración.

No es posible que casos como Lori Berenson, Rómulo León, Alberto Quimper y el inefable Alberto Pizango, sean pasados por agua tibia.

Que la justicias sea igual para todos y que las penas sean las más severas posible servirá para que casos como estos sean juzgados como se merecen.

Ya muchos han tocado la parte humana. Nosotros pretendemos que este y otros hechos sean juzgados y condenados implacablemente.

Estamos viviendo en un momento de tensión y horror donde no se salva ni el pobre ni el rico. Ni el acaudalado ni humilde.

Hoy en día una persona es fácilmente atacada por vándalos y delincuentes que en grupos de cuatro o cinco te desvalijan en unos segundos. Muchos de ellos son menores de edad, en algunos casos en complicidad con sus padres. Ni que decir de los ladrones, mayores, que desde los Penales planifican secuestros y robos con le mayor desparpajo del mundo. Además la inseguridad que se vive en sectores como Chiclayo y Arequipa es preocupante. La misma Provincia Constitucional del Callao, hoy en día es tierra de nadie, cualquiera puede sacar un arma y disparar impunemente.

Claro, lo sucedido con Stephanie Flores nos permite reflexionar que debemos proteger a los jóvenes y saber en donde están, pero que se hace si en las calles el peligro aumenta día a día. Desde el momento que los políticos, asesores y lobbystas salen impunemente del hoyo que se metieron por meros corruptos. Qué se puede pedir de los demás.

Esperemos que Joran Van Der Sloot pague por su delito. Un nuevo reto que asumirá nuestro débil Poder Judicial tan podrido y corrupto que ya nadie cree en él. ¿A propósito y cuando capturan a Crousillat? no se oye padre.

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