lunes, 24 de mayo de 2010

HASTA SIEMPRE LUCHO....

Lima, 09 Mayo 2010, (El Informante Perú).- A veces las noticias suceden una tras otras y no da tiempo para hablar en esta columna de muchas cosas que merecen la pena tocar. Ya íbamos a hablar del “tío” George y luego de la marketera de Gisela, cuando el país para tranquilidad de García, quien no ve la forma de quitar de la mente de los peruanos, el caso de los petroaudios y toda esa pus que sigue brotando a montones, presencia toda la corrupción que impera en este país y que trae cola "gracias" a “Don Bieto” que ha resultado una versión más refinada de Montesinos y sus secuaces.

Y es que, este Perú asiste a una de las más grandes corruptelas jamás vistas en mucho tiempo en nuestro país, pero de eso hablaremos en otra oportunidad. Total ya nada sorprende en nuestro Perú y estamos seguros que aunque nos pongan el video de Crousillat, nos manden una nota de prensa señalando que Allison está unido a una mafia internacional o simplemente nos pongan a una “virgen que llora”. Igual la población estará pendiente de los llamados “faenones” del que están metidos gente que muchos imaginábamos transparentes junto a otros corruptos de saco y corbata que intentan seguir pasando piola como si nada hubiera pasado.

Pero ha fallecido Lucho Barrios y necesariamente tenemos que hablar de, uno de los cantantes que más ha unido a este pueblo tan ávido de verdaderos ídolos populares y no de presidentes que dan la mano a los pobres, pero que luego les roban impunemente.

A las 7 y media de la mañana del 5 de mayo, se apagó “La voz del bolero”. Lucho Barrios quien falleció, luego de un ataque al corazón, tras padecer enfermedades renales y pulmonares que lo dejaron muy convaleciente.

Apenas se conoció la penosa noticia, se dieron cita sus colegas de canto con quienes compartió jornadas memorables. Allí vimos pasar a Guiller, Pedrito Otiniano, Johnny Farfán y hasta la gran Carmencita Lara, verdaderos ídolos populares. Venerados y queridos por un pueblo que goza, sufre y ama con sus canciones.

Lucho Barrios fue el primero de una serie de grandes maestros del “amor y el dolor”. La vieja rockola que se escuchaba estridentemente en muchos de los "bares mitológicos y sagrados" de Lima, Callao y provincias son testigos de excepción que las canciones de Lucho Barrios y compañía desgarraban el alma de aquellos hombres que tomaban su “Pilsen”, “Sansón” o su “Malta” acompañados de tan memorables canciones. Como olvidar el conocido "Queirolo" del centro de Lima, el entrañable "Superba" en pleno corazón de Petit Thouars y hasta el querido "Parisi" en el Callao, ahí donde "caían" ejecutivos, obreros, comerciantes y hasta delincuentes. Porque para el trago y la canchita, las conversaciones entre compadres y amigos, no tenía excepción. Todos sentados frente a una rustica mesa y unas pobres silla de madera, carcomida por los años, pedíamos a gritos que prendan la vieja rockola para luego de tres vasos pararnos y colocar una moneda de "un real" ó 10 céntimos para que el viejo disco de 45 RPM escarchado por la continuidad con la que se tocaba, retumbe en nuestros oídos y nos haga reír, llorar y sufrir al compás de “Marabú”, “Mi niña bonita”, "Amor de Pobre", la inolvidable “El retrato de mamá” y tantos más que nos hacia maldecir aquel amor que se fue, recordar los amores que se encontraban en cada esquina ó simplemente "llorar" porque nos iba mal en en esta vida.

Muchos consideraban a Lucho Barrios, sin conocerlo, su amigo entrañable, porque les desgarraba el alma, con sus canciones ó, de alguna manera, les hacia olvidar las penas del corazón que posibilitaban entrar en las nauseabundas, pero inolvidables cantinas, llamadas por nuestras abuelas, esposas, novias ó madres, despectivamente como "de mala muerte".

Recuerdo mi paso por una radio local, trabajando desde los 15 años y sacando adelante la programación de una desaparecida emisora en la vieja Amplitud Modulada. Ahí tuve la oportunidad de conocer y conversar, tantas veces, con Lucho Barrios quien, en la oficina de programación, esperaba su turno para ser entrevistado. Este redactor, en aquellos años quería saber del bolero y sus raíces y ahí Barrios contaba anécdotas de su paso por tantos escenarios del mundo.

Tiempo después de salir de aquel trabajo, lo encontré por el centro de Lima y para nuestra sorpresa, nos reconoció luego de muchos años de estar desvinculado de todo lo que era el mundo de las comunicaciones y el periodismo. Porque Lucho Barrios se caracterizaba por su humildad y generosidad.

Lucho Barrios siempre fue un triunfador. Sus canciones son verdaderos himnos populares. Su arte traspasó fronteras que lo llevaron cantar en Europa y Asia, incluso al teatro Olympia de París.

"Marabú" es el tema que lo dio a conocer. Para todo chalaco de finales de los años 50, esta canción le desgarra el corazón. Muchos lo vinculan a ese extraño binomio propio de los bohemios de siempre. "El romance y el trago".

Muy pocos saben que Lucho Barrios grabó varios valses. Por ahí tengo los viejos 45 guardado como "tesoros", pero ninguno como "Marabú" grabado en 45 RPM bajo el sello Odeón que distribuía El Virrey.

Lucho Barrios grabó en sus inicios éxitos como “Mentirosa” o “Marabunta”. De esa última canción se deriva uno de los primeros apelativos con los que sus seguidores lo conocían – Mr. Marabú.

Lucho tenía muchos apodos. Se le conocía como "Rey de los Cebolleros", nombre que se le dio en Chile por lo sentimental de las letras de sus canciones, mientras en el Perú sus amigos más cercanos lo comenzaron a llamar con el apelativo de "cabezón".

Nadie es profeta en su tierra y cuando estas con vida, nadie te reconoce lo que vales. A Lucho Barrios, muchos peruanos de esta generación recién comenzaron a reconocerlo como el triunfador que era en Ecuador y en Chile cuando, precisamente, fue invitado hace un par de años atrás a un programa de la televisión chilena conducida por Pedro Carcuro donde le cantó a la mismísima Cecilia Bolocco, "Mi niña bonita".

El momento más célebre de su carrera fue cuando dio un recital en el teatro Olympia de París en 1987. En esa sala se han presentado también artistas de la talla de Charles Aznavour.

En su dilatada vida artística, grabó discos en Perú, Chile, Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Bolivia y México.

Pero Lucho es querido por el pueblo porque siempre fue parte de él. Vivió como siempre. Amaba el canto y lo único que pensaba, allí postrado en un humilde hospital al final de la avenida Grau, era cuidar su voz porque el fin de semana tenía que volver a trabajar.

Así son los grandes ídolos del pueblo. Usted cree que alguien recordará a alguno de nuestros políticos que se llenan los bolsillos y viven a costa del sufrido pueblo. Lucho Barrios no le pidió nada a nadie. Solito se fue al hospital 2 de mayo. El hombre que se paseó en el Olympia de París y que fue el único peruano que unió a chilenos y peruanos. Hoy terminaba su vida tal cual vivió porque no importa si tenía mucho o poco. Lo que importaba era sentir el beso de aquella viejecita, el apretón de manos de un avezado malandrín, un bohemio despechado o un ejecutivo importante para finalmente escuchar el aplauso del público que lo seguía en cualquier lugar donde se presentaba llenando locales.

La última actuación de Lucho Barrios fue la semana pasada en el “Maracaná” de Jesús María, junto a todos sus compañeros boleristas, pero su muerte no solo causó dolor en Perú sino también en Chile donde Barrios popularizó en dicho país una canción dedicada a Valparaíso. Tal fue el cariño de los chilenos por este bolerista peruano que el presidente de ese país, Ricardo Lagos lo condecoró por ser un peruano ejemplar. También fue condecoró con la OEA por su acercamiento a través del vinculo musical a los países limítrofes.

En el Perú uno de los pocos homenajes oficiales que se le realizó en vida fue la inauguración del parque “Lucho Barrios” ubicado en el sector 4 del jirón Bocanegra en el Callao.

Ha fallecido Lucho Barrios quien con 50 años de carrera artística y cuyas 150 canciones grabadas, quedarán en forma permanente en el corazón de los peruanos y extranjeros en el mundo entero.

Hoy los bares, restaurantes y demás “huariques” deben estar de luto, porque con Lucho Barrios se va una época maravillosa y aunque sus canciones sigan sonando en todo el mundo, la vieja rockola, seguramente, quedará guardada o regalada a cualquier “cachinero” que pase por ahí. No obstante, ningún bohemio olvidará cuando el mozo de cualquier bar de nuestro país, sea por ejemplo de la cuadra 2 de Sáenz Peña en el Callao donde ahora funciona una cebichería que ni por asomó llena el local de cuando lo rentaba una dulce viejecita que convivía diariamente con bohemios y borrachos del primer puerto, o tal vez de la cuadra 10 del centro de Lima y hasta del viejo bar del jirón Peñaloza en la Colmena, donde era común observar al mozo tirar el aserrín para, a golpe de las 5 de la mañana, baldear el piso y despertar a los últimos borrachos que quedaban en el bar, con el grito: "Señor, señor, ya es de madrugada vamos a cerrar..." mientras Lucho Barrios seguía interpretando a través de la vieja rockola, 'Me engañas mujer/con el mejor de mis amigos que fue/como un hermano que es../y a los dos perdonéeee'.

Hasta siempre maestro...

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