Lima, 11 octubre 2009, (El Informante Perú).- Se volvió a repetir. Cuando la lluvia hizo su aparición en el Monumental de River parecía que estábamos retrocediendo en el tiempo. Nos acordamos de 1995, eliminatorias para México 86 donde nos "robaron" el partido. Pero, ya no estaban en el campo Cueto, Velásquez ni Uribe. Frente a los siempre poderosos argentinos estaban un puñado de futbolistas, unos con más pergaminos que otros, pero que víctimas de sus errores y de la falta de criterio técnico y dirigencial, están eliminados y figuran en el último lugar de las eliminatorias. No había que ser adivino para pensar que Argentina se la podía llevar más que fácil porque Perú era su “chivo expiatorio” para agradar a la afición gaucha que ya no miraba como antes el trabajo de Diego Maradona.Pero la realidad fue otra. Por ello, a mediados del segundo tiempo, cuando la lluvia y los truenos hacían su aparición en Buenos Aires y por lo bien que se había parado Perú parecía que los nuestros se apoderaban del partido. Ya iban 1-0 a favor de los argentinos, pero a Perú le habían anulado un penal legitimo que el 'boliche' René Ortubé, no cobró ante una clara mano de Emiliano Insúa a los 56', luego de un remate de Nolberto Solano.
Sí, ese mismo René Ortubé, aquel pito boliviano que se la pasó diciendo durante toda la semana que sería más que imparcial y que no tenían que preocuparse los peruanos porque su imparcialidad sería más que evidente. Palabras que se las lleva el viento, sobretodo cuando Zambrano (en gran partido), encaraba hacia el arco rival para ser fouleado en el área, cuando ya se contaban 94', y Palermo acababa de clavar el 2-1 en evidente 'off side'.
Argentina no fue un gran rival. Su nerviosismo era más que evidente. Nunca encaró el partido y mucho menos se animó a ir adelante, sencillamente temía a Perú, que a pesar de estar eliminados, jugaron con gran dignidad. No importa que los argentinos nos quieran meter el "fantasma" de los "incentivos", lo que se vio en la cancha era más que evidente. Argentina no era más que Perú.
Ayer fue Gareca (aquel a quienes no nos cansamos de darle pleitesía sin recordar su gol con la mano y con empujón a Gastulo en el 2-2 del 86), hoy fue Palermo quien en clara posición adelantada hoy es levantado como héroe mientras Maradona se tiraba al charco de agua pensando que Dios es evidentemente argentino.
Pero nada que ver. Aquí lo que quedó demostrado es que Argentina ganaba si o si porque la FIFA se quedaría sin un equipo importante para el mundial y ello en sus cuantiosas arcas sería un descalabro que no iban a permitir. Peor aún, Ortubé jamás en la vida iba permitir que Perú ganara, porque su despedida “se mancharía” ante semejante "afrenta" al todopoderoso FIFA.
Hasta el cielo lloraba a raudales, como en el pasado, al ver la pobre actuación de los albicelestes. Mientras el público no podía creer que un equipo eliminado. Aquel cuadro, que como dice Aguero "no juega a nada", estaba a punto de dejar sin Mundial al mejor jugador del mundo, Lionel Messi, cuando Hernán Rengifo clavó un sorprendente cabezazo a los 90' que sólo fue gritado por los pocos peruanos que estaban en el Monumental junto a los periodistas que ya pensaban en un titular digno del encuentro: "Maradonazo, la página negra del fútbol argentino".
Así fue en 1985, cuando el arbitro brasileño Arphi Fillol no castigó como se debía (con la expulsión) a ese, hasta ahora desconocido, Julián Camino, que realizó una jugada criminal a Franco Navarro mandado seguramente por el mismo Bilardo, otro al que los peruanos le hacemos pleitesía cuando llega a Lima.
Es que nosotros no somos tan rencorosos como los argentinos. Sino acuérdense como los gauchos nunca olvidaron el 5-0 de los colombianos y más de una vez quisieron vengar esa derrota, pero nunca pudieron. Porque las grandes glorias se escriben una sola vez y las memorables jornadas quedan grabadas para siempre y jamás se olvidan. Por ello, nunca olvidamos, los peruanos, el triunfo en la Bombonera.
Viendo el partido de ayer, es que recordamos todo aquello. Mientras vemos como Argentina fue un mar de imprecisiones, pensamos que Messi merece otro técnico que conozca su verdadero potencial porque Argentina tiene con qué, pero no hay alguien que lidere a ese grupo de buenos jugadores.
Por eso, el de ayer fue un partido duro, sin tregua para ellos porque, pese a que Perú no tenía nada que perder, se dio el afán de complicarles la existencia a los creídos argentinos que eran un manojo de nervios, sencillamente porque si los gauchos empataban o perdían el pasaje a Sudáfrica se les esfumaría.
Pasaban los minutos y pese al 1-0 Perú crecía con los disparos de Vargas, en dos ocasiones, al travesaño y una jugada de Palacios que habilitó a Prado, cuyo centro es rematado por un Fano que no pudo concretar ese gol que haría volver a la realidad al fútbol argentino.
Con todo, lo de ayer fue más de lo mismo. Lo que se ha venido repitiendo una y otra vez, Argentina cuando está en problemas ya sabe a quien recurrir. Es que resulta demasiado extraño que la FIFA haya designado a Ortubé para un partido tan importante como este.
Repaso una y otra vez las jugadas por televisión y queda más que claro que Ortubé cortó toda racha peruana. Quedará para la historia negra de los árbitros lo que no se debe hacer en un partido de fútbol de esta envergadura: Cuando iban 94' Zambrano se llevó la pelota y en el área un defensor argentino lo jala. Era un claro penal, pero increíblemente, Ortubé termina el partido en ese preciso instante antes las gracias del hincha argentino. Una descolorida despedida para un árbitro que pensó mucho, antes de tomar una decisión que moleste al ente del fútbol.
Otra vez se repite la historia. Argentina casi en el mundial inmerecidamente, pero seguramente muchos olvidarán estos hechos y como en 1985 cuando por 10 minutos no fuimos al mundial, gracias a ese partido, lleno de irregularidades. Ahora, como van las cosas, hasta los gauchos pueden coronarse campeones mundiales como lo fue en 1986.
Pero que va, nos queda el consuelo, que siempre estará presente Brasil para que en 90 minutos les recuerde en su egocéntrico pensamiento que ellos no son más que los brasileños y que Maradona pese a que fue un grande del fútbol no está a la altura de Pelé.
Con ello estamos más que servidos. Que les aproveche ese "regalo" que tuvieron gracias a un árbitro que, por lo mostrado en la cancha, deja claro que no fue designado por casualidad para este partido, simplemente porque si Argentina está en peligro allí estarán los dueños del fútbol para salvarlos. Foto: Telám.
