jueves, 17 de mayo de 2007

NECTAR ENLUTA AL PUEBLO


Corrían los últimos meses del siglo 20 y la música tropical andina comenzaba a arremeter en el gusto popular, los programadores de las radios (aquellos que no saben nada de música, pero están ahí por golpe de suerte o por ser “el locutor de moda” en las radios populares), esos “genios de la radio” que desplazaron a verdaderos maestros de la radiodifusión que sí conocían de música como Alberto Zorrilla, Wilmer Salgado o Walter Gonzáles, esos “chicos” se daban golpes de cabeza al ver que la salsa, iba quedando atrás mientras los temas juveniles en inglés y las baladas eran cada vez menos escuchadas.

Y es que mientras la gran Celia Cruz hacía bailar a todo el país con “Mi vida es un carnaval” (su ultimo gran éxito), los gustos variaban por eso, de pronto, ocurrió algo extraordinario, un grupo de Sechura, Piura muy conocido en los conos y provincias se apodera de las mayorías e irrumpe en los ranking. Era “Agua Marina” que con “tu amor es una mentira” hace que los incautos programadores de radios salseras cambien su estilo y programen música tropical.

A partir de ese momento las radios se vieron inundadas de la autentica cumbia peruana disfrazada, algunas veces, por los acordes de la mal llamada “tecnocumbia” impulsada por Selena y otros grupos argentinos. Es así que Rossy War, Armonía 10, Ada y la Nueva Pasión entre otros, siguieron el camino que en otros tiempos tuvieron Los Destellos, Los Diablos Rojos o El Grupo Celeste hasta llegar al gran Chacalón y la Nueva crema.

Ese tipo de música ya no solo era el preferido de los conos y el centro de la ciudad sino que se comenzó a “infiltrar” en las fiestas de Miraflores, San Isidro o La Molina. Era común observar, en las fiestas, como muchos al bailar levantaban los brazos al escuchar “Te arrepentirás”, jugaban con las manos al momento de bailar “El cervecero” o bailaban bien pegaditos al escuchar los primeros acordes de aquella inmortal canción llamada “El arbolito”.



La fiebre duró uno y dos años hasta que de pronto todo volvió a la normalidad y “los genios” de la radio ya no programaban esas canciones, siquiera como "un fresco recuerdo" porque son, según ellos, “para un grupito” y olvidan que a comienzos del nuevo siglo lo que mandaba en el gusto popular era la autentica cumbia peruana.

Por aquellos años, por cosas de la vida, este redactor viviendo en Santa Anita y trabajando en Miraflores fue testigo de cómo el gusto por la música de aquellos grupos se volvía una fiebre en cualquier lugar de Lima metropolitana. En las fiestas de fin de año, “El arbolito” era el tema sensación. A tal punto que un amigo de una radio conocida me preguntó en ese momento ¿Cuál era mi tema preferido del 2001? Y sin ningún titubeo exclamé, lo que el buen Alberto Zorrilla, me había enseñado tras mi paso por una emisora súper popular en los ochenta, que la “mejor mejor” o “la más más” y tanta palabreja que le colocaban los programadores para titular a la mejor canción del año, tenía que ser lo que se bailó y cantó durante el año” y ese era con justicia “El arbolito” por la letra y el sentimiento de la interpretación, un amor provinciano de alguien que plasma sus sentimiento en aquel viejo árbol que es testigo de ese gran sentimiento.

El día domingo los que recordamos con cariño esos buenos momentos nos sentimos impactados con la noticia de la muerte de la mayoría de los integrantes del grupo musical de cumbia "Nectar" quienes fallecieron trágicamente en un accidente en la capital argentina al explosionar la camioneta en que iban luego de volcarse y caer al vacío desde una autopista. El grupo regresaba luego de una presentación ya que "Nectar" actuaba para la comunidad peruana radicada en la urbe bonaerense.

Es que a pesar que aquella fiebre ya había expirado, el grupo (al igual que muchos otros) seguía cosechando aplausos tanto en el extranjero como en el interior de nuestro país donde el pueblo olvidando los problemas por los que pasamos se vuelcan el fin de semana hacia el local de su predilección para oír a aquellos verdaderos ídolos populares que fueron el consuelo y la alegría de tantos peruanos.

Sin embargo siempre hay oscuros intereses que se mueven en todo negocio que rinde dinero y aunque las investigaciones prosiguen no se puede descartar ninguna hipótesis.

Johnny Orozco y todo su grupo que partió a una vida mejor forman parte de aquel grupo de grandes músicos que con su arte hicieron que nuestro pueblo se olvide de las penurias por las que tiene que pasar en la vida. Orozco llevó alegría no solo a nuestro pueblo sino a los compatriotas que se fueron del país, hartos que solo algunos privilegiados se las lleven toda mientras muchos pobres tienen que emigran a otros rumbos en pos de una vida mejor. Orozco llevaba alegría a los peruanos radicados en Bolivia, Ecuador, Chile y en Argentina, donde finalmente su vida se apagó.

Por ello el pueblo le rinde el tributo que se merecen y espontáneamente van a la casa de Orozco en Comas para rendirle ese homenaje a quien ya debe estar cantando con Makuko, Chacalón y otros grandes ídolos del pueblo.

Esperemos que la solidaridad de sus compañeros de arte se refleje en estos momentos tristes por los que pasa la familia y se ayude a los deudos pues es conocido que son muchos los músicos y cantantes que trabajan "por amor al arte", ya que la calamidad por la que pasan contrasta con la imagen que observamos de ellos, cuando los invitan a programas habidos y por haber, cuando están en el apogeo de su carrera, pero cuando no dan rating simplemente pasan al baúl de los olvidos.

Ahora es el momento de saber reconocer y agradecer por esa alegría que en vida nos dieron, no por algo, su éxito "El arbolito" que fue una de los temas más preferidos por los peruanos, allá a inicios del dos mil, continué siendo uno de los preferidos de nuestro pueblo a pesar de la “miopía musical” de aquellos que programan una estación radial, pero que de gustos populares y estrategias musicales no saben nada. Hasta siempre Néctar, tus éxitos estarán siempre presente en el gusto de las mayorías y también de aquellos que amamos la buena música.

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