SIN SALIDA NI FUTURO

Lima, 22 Noviembre 2007.- Perú ha caído nuevamente, pero esta vez sí que nos duele a todos. Hemos sido goleados ante una de las más débiles selecciones en competencia, que hasta antes de este partido estaba desahuciado, pero como nosotros somos peores que ellos prácticamente los hinchas ecuatorianos ven resucitados sus anhelos de volver a un mundial.

Por cosas de trabajo, no estábamos viendo el partido por televisión sino lo escuchábamos por la radio y cual no sería nuestra sorpresa y decepción el observar en la calle como muchos transeúntes mostraban su enojo y fastidio contra este equipo que ya al término del primer tiempo caía fácilmente por 3-0 mientras los comentaristas y analistas deportivos por poco y no imploraban que no nos goleen pues por lo mostrado en el campo de juego se venía más goles ecuatorianos, ya que nuestra selección no mostró ni el alma en un partido mal planteado desde el arranque y por la poca fuerza de un equipo que no va a ningún lado.

Llegando a la oficina comprobábamos, a través de la televisión, los conceptos de los colegas deportivos radiales. Este equipo era una desgracia. Y que podíamos hacer ya que sin nuestros principales jugadores (que tampoco son la solución definitiva) poco podíamos hacer. Para colmo “Chemo” sigue con las imprecisiones y demostró que a pesar de sus buenas intenciones todavía le falta tener mayor experiencia para este tipo de certámenes.

Pero esta derrota duele y duele mucho porque ratifica lo pobre y paupérrimo que es nuestro fútbol. Encima nuestro jugador más querido es ampayado saliendo de un conocido establecimiento miraflorino acompañado de una dama un día antes del partido ante Brasil donde supuestamente estaba concentrada la selección nacional.

Muy grave revelación que puede poner contra el paredón a quien, hoy por hoy, es el jugador más querido por la hinchada. Pero con este tipo de actitudes, que de ser cierta, demostraría lo irresponsable que sería alguien que dice amar a la camiseta nacional por sobretodo las cosas.

Pero esto no data de hoy, es vox populi desde hace tiempo. Todos conocemos y sabemos que para expectorar toda irregularidad y conformismo en nuestro fútbol debe salir Manuel Burga y toda su gente. Es tiempo ya de tomar decisiones firmes. Pero en verdad parece improbable que ello suceda. Fíjense que en el mismo estadio Atahualpa de Quito estaba el jefe del IPD, diciendo que no entreveremos las cosas porque en el fútbol se dan estos tipos de resultados, o se gana o se pierde y que la llamada intervención del estado en los estamentos de nuestro fútbol tiene su proceso (¿?).

Increíble, osea no hay que mezclar las cosas (¿?), pero si todo tiene relación. Es triste decirlo, pero al pueblo lo que le interesa son los resultados y estos dicen que en la tabla apenas tenemos dos puntitos en cuatro partidos, somos demasiado indisciplinados, preferimos las juergas que competir, no hay un buen manejo técnico y para colmo el trabajo de nuestros dirigentes ha sido de los más improductivo, gracias a la benevolencia de la FIFA.

Es ahora o nunca, señores del gobierno. Aquí no hay más vueltas que dar. Aunque nos duela a todos, pero es tiempo de tomar decisiones en torno a este problema que nos llega al alma de todos los peruanos. Porque no solo somos masoquistas sino ahora todos añoramos ser uruguayos, colombianos y hasta chilenos que sacan garra y dejan hasta la última gota de sudor en la cancha. Como envidiamos a los uruguayos que jugaron de igual a igual contra “los cucos” brasileños y hasta casi le ganan en el mismo Maracaná. Como envidiamos a gente que respira y vive fútbol como Marcelo Bielsa que en la vida permitiría que jugadores estén en la portada de los diarios con cualquier mujercita del montón, cuando lo primero deben ser sus compromisos con la patria, como envidiamos el alma que dejan los bolivianos que por lo menos intentan salir del sótano y le hacen un gran partido a Venezuela, y ni que decir de los colombianos que derrotan al siempre temible Argentina, mientras los nuestros juegan sin alma, vida y corazón, por pensar sólo en premios y mujeres y no en lo que es su deber cívico ineludible, como es siquiera jugar y demostrar en la cancha que no somos esos “paquetes” que nos consideran nuestros adversarios.

Ahora es el momento de cambiar nuestro deporte más querido. Aquí la cosa pasa por sacar a ese grupo de dirigentes incapaces que no han hecho nada por nuestro balompié. Nadie piensa en clasificar a un mundial, pero por lo menos es importante comenzar a trabajar con un técnico que tenga experiencia y buen currículo internacional. Lamentablemente nadie en nuestro medio reúne estas características. Se necesita de alguien que imponga disciplina y sea capaz de romper esa argolla futbolera. No podemos seguir con paternalismos absurdos. “Chemo” del Solar ha dicho que si encuentra que alguien se haya escapado de la concentración lo sacará del plantel. Paolo Guerrero tiene que mostrar esas pruebas que dice tener porque, en verdad Magaly Medina parece tener la razón, y si eso es comprobado sancionar severamente a Guerrero, aunque nos duela a todos, pero es necesario poner orden. Recordamos cuando un diario deportivo encontró en el año 97 a un grupo de futbolistas y voleybolistas tomando cerveza. El entonces técnico Juan Carlos Oblitas les perdonó sus irresponsabilidades y desde aquel día, eso no ha cambiado sino cada vez empeora más.

No hay jugadores, no hay mística ganadora, no hay un entrenador con suficiente experiencia internacional y eso se siente en cada partido que nuestro equipo juegue. Escuchamos a un periodista radial “burgista” sentirse "triste" por esta debacle, pero no dice nada de cómo corregir este desastre. Lo mismo sucede cuando escucho a un periodista de televisión, decir que “ahora los que quieren que esta selección fracase encuentran su mejor pretexto” y tanta atorrantada más para justificar este verdadero debacle del gran culpable de todo esto: Manuel Burga Seoane.

El momento ha llegado, basta de tanto fracaso. El IPD tiene la palabra. Que más vamos esperar. Los argolleros y fracasados deben salir. El fútbol peruano está en la cola. Más bajo no podemos estar.