lunes, 22 de octubre de 2007

LA CAIDA

Lima, 16 Octubre 2007.- A muchos no ha sorprendido el descenso en las encuestas de Alan García, es parte de la política misma que se observe cierto desgaste. Sin embargo estas encuestas realizadas por sendas universidades limeñas ratificaron que la aprobación ciudadana a la gestión presidencial cayó entre 16 y 19 puntos, hasta ubicarse en 37,7 y 30 por ciento, en uno y otro sondeo.

No sorprende del todo esta noticia porque a la larga García “cosecha lo que sembró”. Este descenso tiene su base en su discutida participación durante el terremoto, además su cerrada defensa a Alva Castro y por si fuera poco su asolapado silencio en torno a Alberto Fujimori; lo que han dado como resultado que las cifras le indiquen que debe enmendar.

Pero, claro está, a García parece no importarle las opiniones de sus electores y siempre hace lo que sea con tal de mantener una expectante popularidad en las encuestas. Por eso se apura a lanzar condecoraciones a diestra y siniestra y en el “momento más oportuno” para congraciarse con sus votantes, aumenta una “bicoca” de sueldo para su “amado pueblo”, mientras sus colaboradores defienden a transnacionales como Telefónica y mantiene una “prudente distancia” de Alberto Fujimori.

Los analistas han atribuido el descenso a las alzas de precios, denuncias de compras irregulares contra los ministros del Interior, Luís Alva, y Salud, Carlos Vallejos, y a la falta de resultados en la reconstrucción de la zona sur afectada por un terremoto en agosto pasado.

Es decir que por mas desinterés aprista hacia estas cifras, lo que los votantes le increpan es su cerrada defensa hacia un ministro que ha sido de los más improductivos, no solo del actual régimen sino también del pasado vergonzante que muchos desean enterrar.

Pero Alan lo volvió a llamar, seguramente para “bajarle la llanta” a su primer ministro Jorge del Castillo. Pero “el remedio resultó peor que la enfermedad”, porque Alva volvió a demostrar que los puestos que obtiene en el partido de la estrella son sólo por trayectoria partidaria que por capacidad demostrada.

Además por más que la llamada austeridad haya sido “la banderita democrática” para pregonar su reducción de gastos dentro del aparato estatal, hay demasiados indicios que hacen pensar que ello solo es un maquillaje porque hay muchos bribones que se la llevan fácil dentro de este gobierno.

Y eso el público lo percibe. Prácticamente le dice a García que no desea nunca más a Alva Castro dentro del gabinete, le está diciendo que algo se pudre en el gobierno, tal vez con la complacencia de algunos y por si fuera poco le dice a Alan García que camina derecho, pero que definitivamente algo huele mal.

Porque luego de los saludos, observamos que la caída continua, acentuada, y debe llevar al presidente a tomar decisiones en torno al tema. Por supuesto que el anuncio del premier Jorge de Castillo sobre la evaluación -"positiva y constructiva"- del gabinete ministerial parece orientado a ganar tiempo sin estar muy claro para qué

Porque ello orientaría a ser una simple estrategia para mostrar “que se evalúa las capacidades ministeriales”, ya que su pretendido análisis cae por los suelos cuando se anuncian los primeros resultados de la “evaluación”. Causa sonrisa observar al premier ratificar el sábado al ministro de Economía y Finanzas, y el domingo al de Energía y Minas, ¿para que todo ello? Para la platea nomás.

Porque otra cosa no se puede pensar cuando el premier dice una cosa y el presidente otra. La sonrisa aumenta cuando escuchamos a García reiterar su confianza en Luís Alva Castro, con lo que la “evaluación” parece ser con “vara” incluida.

El otro día un viejo aprista nos comentaba que el problema interno no es sacar a Alva sino como lo sacan. Sin duda al ministro lo beneficia ser uno de los más leales y conspicuos viejos dirigentes apristas y eso dentro del partido vale mucho.

Lo cierto es que Alva Castro viene de mal en peor, ahora ni siquiera puede organizar con transparencia las compras del sector -para no hablar de su reforma-, lo cual lo ha obligado a delegar dicha responsabilidad a un organismo internacional. (¿?).

Pero el tiempo es el mayor enemigo de García; ya que urge de una vez solucionar el “problema” ya que muchos congresistas comienzan a hacer de las suyas con algunos miembros del gabinete lo que puede restarle mayor credibilidad a los ojos de la opinión pública.

Así tenemos a Johny Peralta quien cuestiona a la ministra Verónica Zavala (Transportes y Comunicaciones), y a Franklin Sánchez que hace lo mismo con Ismael Benavides (Agricultura). Mientras “las evaluaciones” son compás de espera para los ministros que no saben que rumbo tomar, toda vez que lo que desean algunos congresistas es cambiarlos por otros apristas de su entorno.

García prueba su primera caída. Ningún presidente jamás ha tomado en serio estas encuestas, todos hasta se han burlado de ella, pero al final la gran mayoría ha salido por la puerta falsa. García tiene poder de decisión, no es neófito; ni mucho menos caído del palto. De una vez que decida que hacer con su ministro preferido. Aquel que solo demuestra ineptitud más no eficiencia. Lo que vale hoy en día ser un alto dirigente aprista, caray.




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