Lima, 08 Noviembre 2008.- Era previsible, Barack Obama es ya presidente de los Estados Unidos y ello es histórico, más que nada porque constituye el primer presidente negro en un país tremendamente racista y cuya historia está llena de momentos en los que la raza era el factor principal de enemistades, engaños y guerras.
Por años hemos visto como se discriminaba a los negros por ello no es de extrañar la enorme acogida que ha tenido entre la comunidad negra de todo el mundo. Muchos llorando recordaron al mítico Martin Luther King, quien con su mensaje de paz y la reivindicación de los afroamericanos que sufrían el racismo en la Norteamérica de los años sesenta, logró movilizar a decenas de miles de estadounidenses que querían un cambio en su país.
Hoy viendo las imágenes que pasan por televisión sobre el racismo en los sesenta no podemos menos que pensar en aquello que dieron hasta la vida porque el mundo sea una sola raza y no como aquellos “blancos estirados” que pisoteaban o humillaban a aquello que no eran de su mismo color. Vean o lean "Raíces" y comprenderán porque con el triunfo de Obama parece que el racismo haya perdido siquiera unos “terrenos”.
Porque la discriminación perdurará todavía en aquellos países como el Perú que piensan que los pobres, negros o cholos no pueden entrar a una discoteca “A1” porque son pobres o su color es diferente al de los demás. Así como en el mundo, nuestro país vive el racismo asolapado y ello hay que erradicarlo porque todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.
Hay mucho que escribir de esta elección norteamericana, a muchos ha agradado el discurso de Obama, pero la mejor lección la dio McCain quien demostró como son las reglas de juego en una democracia. En lugar de hablar sandeces, Chávez Evo y su mentor Fidel, en torno a esta elecíón, mejor escuchar a McCain aceptar su derrota y ayudar “al presidente Obama” en su nueva tarea.
“Siempre he creído que este país ofrece oportunidades para todos, el senador Obama también lo cree así, pero hemos llegado al final de la lucha que iniciamos hace dos años por la presidencia” sostuvo McCain. Esa es la democracia señores, mientras Fidel espera que con Obama se levante el embargo, mejor debe pensar él en convocar elecciones e irse de una isla cada vez más hundida por las ideas caducas de sus políticos y la testarudez de un gobierno norteamericano que con sus normas no hunde a Fidel y compañía que comen bueno manjares sino en ese noble pueblo cubano hundido y postrado ante unas ideas caducas que no cree nadie en el mundo moderno.
Ahora bien, ¿Cómo le irá a Obama en la casa Blanca? Es difícil decirlo, pero su política en nada parece que cambiará. Luego de la euforia también es importante pensar fríamente porque ahora el flamante presidente norteamericano le espera duros momentos. El principal, sacar de la crisis a su país sumido en una profunda depresión. Obama sabe que ello es harto difícil, luego del desastre que le deja Bush, pero la situación es seria. Eso le tomará el mayor tiempo posible y dejará otras tareas menos importantes como su relación con América Latina. Todos saben que la política norteamericana no cambiara y eso es más que probable.
Obama asumirá el poder en un momento en el que EE.UU se encuentra involucrado en dos guerras que consumen cuantiosos recursos: en Iraq y Afganistán. También enfrentará el reto de reformar el sistema de salud, que mantiene a 47 millones de estadounidense sin cobertura.
Barack Obama entró por la puerta grande a la historia. El hijo del pastor de cabras de Kenia y la muchacha sureña de Kansas se convirtió en el 44.º presidente de Estados Unidos tras una elección en la que los estadounidenses asistieron a las urnas en números nunca antes vistos en una de las democracias más antiguas del mundo occidental.
Luego de 53 años de que Rosa Parks, una diminuta mujer de color, se negó a cederle su asiento a un hombre blanco en Alabama y con ello inició la chispa del movimiento de derechos civiles que abolió las leyes de segregación racial, Estados Unidos eligió por abrumadora mayoría a un afroamericano.
Las elecciones norteamericanas constituyeron una jornada histórica en todos los frentes, con una participación nunca vista y con la victoria asegurada incluso antes de que los recintos electorales cerraron en la costa oeste y el medio oeste del país.
Que el imperialismo pisotea, es cierto, que es interesado también es cierto, pero la democracia está presente y se vive en un país con problemas, pero que intenta avanzar. Cuestionemos todo lo que quieran a los Estados Unidos, pero estas elecciones demuestran que el mundo vive mejor cuando se permite dejar a otros que opinen y piensen. Ese es el mejor de los sistemas. Sin duda alguna.
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