martes, 28 de agosto de 2007

UN AÑO CON GARCIA

Pasa el tiempo y ya tenemos un año en el poder al presidente Alan García Pérez, tiempo en el cual nos hablaron de desarrollo y bonanza económica, pero al que lamentablemente los peruanos no sentimos y mucho menos percibimos tal “auge” pues en los bolsillos hay cada vez menos soles y casi nulas oportunidades de un empleo. Pues en menos o mas proporción este gobierno mantiene las “irregularidades económicas” que en anteriores mandatos también tuvimos.

Claro está, que pedirle a García que pueda solucionar todo el problema social que data de décadas es pedirle cosas imposibles ni mucho menos podemos criticar en tan poco tiempo lo que otros en cinco años de gobierno ni siquiera lo intentaron.

Pero sin embargo García no debe olvidar que ya lo peruanos lo tuvimos como presidente cinco años (desastroso bajo todo punto de vista). Por eso es que este primer año fue expectante por saber que iba realizar García para que el grueso de peruanos olvidemos su nefasto gobierno.

Fue un año de austeridad, reforma integral del Estado, supuestos contratos justos con las empresas extranjeras (sí porque el tema de la Telefónica quedó ahí y jamás se volvió a tocar pese a los cuestionamientos de un sector de la oposición, así como el tema de la libre desafiliación de las AFP fue otro caso sin resolver) y finalmente su empeño por firmar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.

También se ha pronunciado a favor de la pena de muerte (aunque después hizo mutis al observar que políticamente no le convenía), ha transferido recientemente 300 millones de dólares a los 25 gobiernos regionales, ha dictado medidas contra el crimen organizado y prometido "mano dura" contra el narcotráfico (en ellas se incluye el cuestionadísimo decreto legislativo 982 que sanciona con inhabilitación a los funcionarios públicos con poder de decisión que participen en una huelga), y además ha anunciado que llevará la controversia limítrofe con Chile a la Corte Internacional de La Haya.

Pero lo que más “sacó roncha” es en el tema de la corrupción. Su casi cómplice silencio en el tema Fujimori y la descarada intromisión de Agustín Mantilla unido a esa omnipresencia que tiene Alan de gritar y "mangonear" a sus ministros hacen pensar a más de uno que nuestro mandatario “juega” en el gobierno con dos rostros distintos. Esto unido al sinsabor que ocasiona que cada día los peruanos nos sintamos igual o peor en nuestra economía pues ello augura que muchos piensen en apoyar a esos políticos y sindicalistas radicales que lo único que hacen es tirar piedra y gritar, pero jamás con sus ideas caducas han sido solución a nada. Ejemplos los hay de sobra.

Pero es a partir de diciembre pasado cuando se empezaron a vislumbrar los primeros problemas "cuando salió el asunto de que había fracasado el famoso "shock" de inversiones (una de las promesas de García para desarrollar el país) y las primeras denuncias (de corrupción) sobre la compra de patrulleros y ambulancias".
Todos sabemos que García es el APRA por ello cada cosa que sucede constituye una mancha y un logro menos que quitar por más que en su mensaje haya mostrado una saludable autocrítica. Aunque el mensaje por 28 de julio más se haya caracterizado como tibio e impreciso. En García se debe tomar las cosas con calma, todos sabemos su fama de orador y prometedor. Por eso cuando habló de aumento de sueldos, pero no dijo cuándo ni cuánto y pidió disculpas a los pobres porque le faltó velocidad, profundizar en el área social, anticiparse a los problemas y desburocratizar el país es como para “tomarlo con pinzas”.

Alan no preciso sobre una de sus últimas medidas sobre la inhabilitación a presidentes regionales que participen en huelgas, y para excluir de castigo a policías y militares que en el ejercicio de su deber produzcan la muerte o lesionen a personas. Un tema polémico que no debe dejarse de lado porque por más que no nos gusten las actitudes de las arraigadas centrales sindicales, ellos tienen derecho a protestar. El país necesita de un liderazgo fuerte y responsable pero en democracia necesitamos de tolerancia o de planes estratégicos como combatir todo acto de violencia radical. Muchas veces con buenos estrategias se ganan las batallas y no imponiendo “ley marcial” que puede verse manchada de sangre del cual después todos repudiaremos.

El jefe de Estado se ha fijado ideas bastantes ambiciosas para vislumbrar al Perú en el año 2011. Entre otras cosas habló de un PBI de 140 mil millones de dólares; reducción de la pobreza del 50 al 30 %, así como una férrea inversión pública en agua potable, electricidad, caminos y apoyo social por 30 mil millones de dólares, entre otras metas fijadas, pero que sin embargo no señala ¿Cómo se logrará tan ambicioso proyecto?
García tiene algo en su personalidad que lo muestra ante la población como un hombre con voluntad para realizar las cosas con eficiencia, pero la mayoría de peruanos se pregunta si cumplirá con las metas antes mencionadas, bastante ambiciosas, pero no imposibles.

En García y su grupo político está el desarrollar y lograr esas metas. Todos sabemos que existen recursos en el interior del país que provienen del canon. Por ello es necesario conciliar que pelear. Todos sabemos quien es quien en los gobiernos regionales, por eso en ese rubro está la verdadera direccionalidad del país. Otro punto importante es la distribución de los recursos del estado. Porque los peruanos queremos que este “auge” llegue a las mayorías y no a un privilegiado sector.

García inicia su segundo gobierno con un 32 % de aprobación según Apoyo. Ya saboreo los embates de las clases populares y los sectores sindicales. Ahora dice que en este segundo año se sentirán los logros de su gobierno.

Los peruanos de bien deseamos que García logre sus objetivos, no pedimos imposibles pero si actos reales. Veremos que ofrece este segundo año aprista porque ya el pueblo no tiene fe en nada ni en nadie, mucho menos en los políticos. Ojalá Alan pueda hacer que esta imagen tan negativa cambie.

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