lunes, 24 de septiembre de 2007

MANRIQUE ¡EL CHEVERENGUE!


Lima, 10 Septiembre 2007.- Si Carlos Manrique no fuera el hombre que se levantó a un país, el caso de este individuo no pasaría de ser, al de tantas estafas que se suceden a cada momento.

No obstante también debemos decir, para consuelo de Manrique, que si las personas caen redonditas no es por el floro y el engaño que puede hacer creer a los incautos que Manrique es de fiar; sino, más que todo, por la necesidad que tienen muchos en querer cambiar su vida en base a los ahorritos que tienen guardados y que hombres como Manrique saben muy bien como aprovecharse de la situación.

Carlos Manrique Carreño no es aquel personaje al que Carlos Álvarez imitaba cada fin de semana con el ya clásico “Cheverengue” sino es el hombre que estafó a más de medio país con el famoso CLAE y que el paso de los años ha encargado de despejar toda duda sobre esa triste historia que, incluso, enlutó a varios hogares cuyas familias nunca pudieron recuperar sus ahorros de toda su vida en aquella financiera que otorgaba intereses mayores, pero cuando la pirámide quedó descubierta, por más que Manrique culpe a Fujimori y Montesinos, todo se vino abajo y el descalabro fue mayor, sobretodo para aquellos que no tenían ningún tarjetazo ni vara que pueda hacer que “el cheverengue” pueda devolver ese dinero como si lo hicieron, cuando no, muchos poderosos de la época.

Manrique fue a la cárcel, pagó sus culpas en prisión solamente con dos tercios de los ocho años que le dieron. Sin embargo no aprendió, incluso se atrevió a postular al Congreso. De Manrique se dijo de todo, incluso pretendió erigirse como político y hasta se casó con una mujer más joven que él, la tristemente célebre Violeta Mori.

El llamado Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial (CLAE), bajo la dirección de Carlos Manrique, logró por varios años en el Perú lo que ningún banco o financiera podía hacer, pagar 100% de intereses sobre los depósitos. Con semejante rentabilidad ninguna actividad bancaria podía competir. Eran las épocas de “las vacas gordas” donde Manrique cumplía con sus clientes, lo que le permitió tener buena imagen ante ellos, que eran más de la mitad del país. El “negocio” estaba en que pagaba puntualmente los intereses a sus clientes antiguos, con el dinero que captaba de nuevos ahorristas. Este sistema, conocido como “la pirámide”, sedujo a muchos porque ofrecía ingresos formidables. Inevitablemente la pirámide alcanzó una etapa en que las nuevas captaciones resultaban insuficientes para pagar tan altos intereses a los anteriores ahorristas.

Luego de esa estafa que conmocionó al país, Manrique siguió intentado volver a ser lo que era antes, pero nunca lo consiguió. Hasta ahora que el programa Cuarto Poder dejó en evidencia que Manrique no escarmienta, o acaso es lo único que saber hacer en la vida, obtener dinero fácil gracias a incautos a los que convence del "negocio de su vida" escudándose en que para su edad (casi setenta años) los delitos que pudiera cometer quedarían impunes.

De acuerdo al reportaje Manrique se presenta ante cientos de cesantes y jubilados como asesor de inversiones de las empresas Universal Constants e International Comerse, a los que, previa muestras de cortesía, los invita a invertir su dinero en supuestos negocios vinculados a la exportación.

Prueba de lo afirmado es el relato de Elías Rojas, quien en el 2004, después de inscribirse en la Asociación Cristiana de Claeístas, recibió la llamada de Manrique para reunirse con él en el Hotel Riviera.

Cuando dialogaron le dijo que se encontraba conformando una empresa dedicada a la “importación y exportación” de madera y oro. Convencido por el ofrecimiento de un interés de 140% le entregó S/.15 mil, a pesar que en 1993 ya había perdido S/.8 mil en la intervención de CLAE.

Cuatro años después no ha vuelto a ver un solo sol de su última entrega. Por ello lo denunció ante la Policía por estafa.

El mismo caso es de Oscar Velásquez, trabajador del INPE. En el 2004 le dio inicialmente US$950 y después US$2,750, pero sin ninguna retribución a cambio. Ante las denuncias, el inefable Manrique ha quedado nuevamente al descubierto.

Como se observa Carlos Manrique sigue estafando porque lamentablemente muchos pretenden hacer buenos negocios para tener su vejez asegurada, pero en Manrique no se puede confiar. No escarmienta sigue en las andadas y con total desparpajo se presenta en televisión defendiendo lo indefendible. Las pruebas están al canto. Cuidado con caer, pues “el cheverengue” no escarmienta.

2 comentarios:

Ángel Hugo dijo...

Creo que el que lo imitaba con el cheverengue era arturo álvarez, no carlos, el que ahroa tiene un programa de reggaeton o tecnocumbia en canal 5, por cierto, recuerdas a cuantos estafo en CLAE?

Anónimo dijo...

yo creo q no solo el tiene la culpa de todo; sino la gente por AMBISIOSA y no solo el hecho q quieras cambiar tu vida puedes dar algo a alguien sin conocer del todo