jueves, 7 de junio de 2007

SE HIZO EL MUERTITO O ES MUY VIVITO


Culminado con éxito el operativo policial de desalojo de los comerciantes del terreno de Santa Anita, sin duda lo que más se comentó luego del exitoso desalojo, fue la maniobra política del alcalde de Lima, Luís Castañeda Lossio quien con su falta de “solidaridad” parafraseando un poco el pomposo nombre que lleva su agrupación política mostró más cautela que apoyo ante una situación que si bien dependía del gobierno central era el alcalde el llamado a salir al frente y liderar una campaña que, sino fuera por el gran operativo policial hoy estaríamos lamentando graves consecuencias.

Hoy en día existen muchas familias desalojadas que, a pesar de sus errores, necesitan apoyo, sin embargo el burgomaestre limeño ha comentado que ello sería “aplicar un subsidio a la invasión”. La verdad es que con esta actitud de dar la espalda a un grupo de hombres y mujeres desposeídos, engañados por traficantes de terrenos, no es una buena carta de presentación para un político que aspira a mayores responsabilidades.

En realidad esta “táctica política” no es de ahora, pues el alcalde aplica el mismo argumento que anteriormente puso en marcha en anteriores campañas políticas. ¿Y porque decimos esto? Simplemente porque el burgomaestre piensa ya en las elecciones del 2011.

No es gratuito que Castañeda se cuide mucho en no desgastar su imagen y dejar que sus asesores hablen de "temas polémicos" para tratar de no enlodar a su burgomaestre que por supuesto su buena gestión lo ubica como los posibles aspirantes a retos mayores.

Además no por gusto nuestro alcalde se esmera en realizar obras que refuerzen su buena imagen como eficiente alcalde y lo encumbre en el momento oportuno a lanzarse al ruedo presidencial.

Pero ¿es Castañeda un buen alcalde? Sin duda su liderazgo y eficiencia en la labor edil lo han llevado a que la ciudadanía aplauda su gestión, pero su poca presencia como la máxima autoridad de la ciudad, en los momentos más álgidos, sin duda ha puesto ha pensar a más de uno que su equipo político trabaja para "cosas más importantes" que el estar al lado de aquellos electores que votaron por él en las elecciones.

Si Castañeda muestra indiferencia ante los más necesitados solo por el hecho que fueran personas, que siguieron ideales equivocados, puede crearle anticuerpos en la población toda vez que no podemos dar la espalda a esas familias con niños menores en su haber.

Por lo demás los políticos que en la próxima campaña electoral piensen recurrir a la oferta fácil de prometer soluciones a invasores precarios deben mantenerse a buen recaudo pues cuando se les necesito nunca se les vio. Estuvieron ausentes de la solución real de los problemas de la ciudad. Los partidos de izquierda, los organismos de derechos humanos también brillaron por su ausencia.

Castañeda más que hacerse el muertito es bien vivito, por ello continúa trabajando en “sus obras”, gerenciando su municipio y apareciendo “cuando lo crea conveniente” para no enlodar esa imagen que lo ha encumbrado como el mejor.

¿Será suficiente esto? Creemos que Castañeda no puede estar solo para las inauguraciones sino dar la cara en los momentos en que más se le necesite.

Porque si bien los problemas en Santa Anita parecen haber tomado un buen cauce. La buena fortuna parece tener siempre presente a nuestro alcalde, toda vez que Walter Menchola, integrante de su entorno, se salvaría de ser acusado constitucionalmente pues gracias a nuestro Congreso sólo sería suspendido 120 días de sus funciones parlamentarias.

No dudamos que el burgomaestre limeño ha realizado buena gestión pese a algunas objeciones en torno a las licitaciones y al problema urbano. No obstante equilibrando la balanza el alcalde obtiene más logros que desaciertos. Pero no por ello Castañeda “debe sacar cuerpo” en problemas que urgen de su presencia y decisión y no mandando a “asesores” que el pueblo no eligió. El pueblo castiga las indiferencias y triquiñuelas. Recuérdelo señor alcalde.

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