viernes, 29 de junio de 2007

TRAIDOR Y COBARDE



En verdad que causa asco e indignación ver a Fujimori tramando junto a sus allegados la forma de no acabar en prisión y a la vez da lástima ver el papel de los fujimoristas, pero no Raffo, Keiko y compañía, sino de aquellos incondicionales que sienten en el alma esa puñalada que les ha dado ese falso líder que lo único que demuestra es cobardía y temor por pensar que en Lima puede acabar en la Base Naval del Callao junto a Vladimiro Montesinos.

Es la hora de comprender que el caso Fujimori cada día nos presenta una realidad cada vez más palpable. El extraditable ha cometido delitos gravísimos y busca la manera de escapar del atolladero que él mismo busco al arribar a Chile como un “súper hombre” que vendría “por la puerta grande” al Perú.

Ahora ya no cabe duda, Fujimori se aprovechó de los peruanos para beneficio propio, por supuesto que ayudado por aquellos oportunistas que se llenaron los bolsillos, pasan piola y encima son llamados "señor", "señora", "doctor" o "doctora", pero que gracias al chino, Vladimiro y sus lobbys aprovecharon a más no poder esa "apetitosa amistad" y hoy critican lo que antes alababan.

Por supuesto que “los leales” fujimoristas dirán con total desparpajo que nada ha pasado y que el ex peruano al haber aceptado ser candidato a senador en Japón, lo hace porque será “beneficioso para nuestro país”. Pero ¿porque lo dicen?, simplemente porque nos han tomado el pulso, nos hacen “cholitos” y lo triste de todo esto, es que muchos de nosotros lo permitimos.

Fujimori si hizo algo por el país lo borró con sus actitudes y su corruptela. Si antes había siquiera algo de duda, hoy su actitud reafirma lo que era un secreto a voces. Fujimori no quiere que se le juzgue aquí en el Perú porque sabe que puede ir a la cárcel.

Que lástima que su paso por el país solo haya sido accidental, pues otra cosa no se puede pensar de alguien que por cobardía desprecie el amor por el suelo en el que vivió y se enriqueció, que vergüenza haber tenido un individuo así. Nosotros que tuvimos hombres decentes, héroes que se pusieron por arriba de las más grandes bajezas, que nos hicieron sentir que llamarse peruano significa algo: ahí están Miguel Grau, Francisco Bolognesi, César Vallejo o personas probas y honradas, que podían caminar en cualquier calle de Lima sin escolta ni con miedo a que lo apedreen, como Fernando Belaunde o como otros grandes peruanos que merced a sus logros dieron glorias al país como las chicas del vóley, por ejemplo.

Sin embargo la actitud de este hombre deshonra y constituye una traición a la patria. De nada vale sus discursos ni poses de "intelectual triunfador". Fujimori se acobarda y le aterra el hecho de verse en una prisión. Por eso recurre a su patria adorada, Japón, para que lo salve. Eso no es digno de alguien que se envalentonaba al arribar a Chile, de un hombre que dice que pacificó el país gracias a sus convenios con Ecuador y Chile (¿?), de “diseñar la estrategia” junto a su hijo Kenyi, por la toma de la embajada de su país (Japón), pero al que le tiemblan los pies por algo tan simple, que si tuviera la conciencia tranquila, permitiría que lo extraditen a nuestro país.

Hace unos días este columnista fue testigo del momento en que los colegas entrevistaban a Luisa María Cuculiza en el Congreso con motivo de esta noticia que sacudió el ambiente político. Y aquel rostro adusto seguido de un silencio “prudencial” auguraban que gente como la Cuculiza, que a pesar de sus tendencias políticas, es una persona que le gusta decir las cosas claras, pero que en aquel momento prefirió ese silencio que lo decía todo, una amargura por aquellas cobardes medidas , que aunque no lo quieran reconocer, reafirma un verdad que para el fujimorista, de a pie, va doler mucho.

Hoy más que nunca la mayoría de peruanos mostramos cólera e indignación ¿Pero como pudo haber pasado esto? Nos decía una humilde señora, otros vociferaban lisuras de grueso calibre contra ese peruano "por accidente". Claro todos criticamos, pero eso no nos importó cuando a la hora de votar muchos se inclinaron por la agrupación de ese individuo, que postuló a la Presidencia sin amar a la nación que lo cobijó. Llegó al gobierno para delinquir y convertir al país en un botín para los lobbystas y oportunistas como Montesinos y aquellos incondicionales que antes del chino andaban en microbus, pero con el japonés obtuvieron carro y casa en La Molina. Pues de aquella agrupación muchos peruanos “incautos” apoyaron y encumbraron a la hija del japonés que estudió junto a sus hermanos en universidades caras de Estados Unidos con un dinero cuya procedencia jamás ha estado del todo aclarada y que ahora seguramente publicitará su embarazo para obtener sus réditos políticos y salvar ese grupo político del despeñadero.

El Perú ha sabido claramente ¿Quién es Alberto Fujimori? Por eso es que, ahora más que nunca, la suerte de Fujimori se decidirá a nivel de la relación política peruano chilena. Irrisoriamente la pelota ahora está en cancha chilena, donde, para que obviarlo, desde el principio la presidenta Bachelet ha mostrado indignación referente al caso Fujimori, aunque es sabido que la presión de Japón aumentará, sobretodo, porque el chino puede ser elegido senador antes que salga la sentencia definitiva.

Sin embargo en las manos del juez Orlando Álvarez, a cargo del proceso de extradición de Alberto Fujimori, está la decisión inicial y ver si finalmente la opinión de la Jueza Mónica Maldonado es ratificada. Álvarez, puede ser, salvando las distancias y los tiempos, el “Baltasar Garzón” de Chile.

Señores en el país del sur se define todo y aunque el extraditable busque los abrazos de su querido país oriental, la cosa no está dicha, pero sí la verdad se ha abierto paso, ya que con sus actitudes Fujimori acepta su culpabilidad, tiembla y le da pavor pasar siquiera un día en prisión. Actitudes cobardes para alguien al que no le tembló la mano para delinquir y permitir atropellos. Cierto es que las artimañas del nipón lo podrían salvar de la prisión, pero también es cierto que sirvió para que los peruanos comprobemos el verdadero rostro de alguien que le debe mucho al Perú.

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